al borde del derrumbe
lunes, 18 de marzo de 2024
Miguel de Unamuno en Estudio Roberto González Fernández
Atravesar el invierno.
ADELINE BALDACCHINO: ATRAVESAR EL INVIERNO
miércoles, 13 de diciembre de 2023
El ahogo del tiempo
Así de simple: reposemos juntos,
(...)
y hoy no nos turba el ahogo del tiempo.
Miquel Martí i Pol
Amada Marta
El corazón tarda en brotar. Entre la arena, frente al mar se pierde la memoria. Nace un deseo extraño. La playa es un inmenso reloj de arena sin tiempo, en el que se adivina otra vida. Más cercana al sueño quizá. Otra memoria surge entonces, nostalgia que se deshace entre lágrimas que no hemos derramado. La luz que no nos ha iluminado se ofrece aquí como una diosa milenaria, que promete todo a todos, y por eso es extraordinaria como una vida por vivir. El amor se deshace como la arena. El corazón en la playa apenas se reconoce todavía. Un cuerpo, un cuerpo en el que reconocerse. El brillo del mar ya es apenas luz que quema. Te duele no haber construido nada. Confórmate.
***
Hay un límite
Incrustado dentro
de almas y cuerpos
Su tensión imperceptible
ata la carne hasta amoratarla
a veces estalla en sangre
otras, en silencio
***
Los cuerpos dejan de hablar
ya no hay lugar para ellos
Un territorio desconocido
la nieve anestesia el dolor
o lo hace más puro
permite soñar que la vida es posible
aunque no se vislumbre
Qué cicatriz tan hermosa:
Aquí yace aquel a quién tanto amamos,
el que queremos resucitar a pesar de todo
***
hombre amanecer te he amado
***
Todas las flechas estallan
como fuegos artificiales
en el corazón
Es el tiempo del amor
Temblad
Importa ahora
amordazarse y olvidar
***
El mundo que rocé
hoy ya su forma es
esqueleto de la memoria
Qué te digo para que sepas
lo frágiles que eran los sueños
en aquella alegría primera.
***
Reconocedme
yo quiero ser otro
Que contra lo negado
florezca vida
***
Desvestido
un cuerpo distinto
una piel nueva
dentro, heridas
como peces
***
Los cuerpos son como miel
el corazón se deshace
en palabras y sueños
los amigos
los besos
los cuerpos
son como miel
y luego
nada
la soledad
y la memoria
***
Miel es mi memoria
de espinas
tu voz tan suave
como un cuerpo
que nunca es
y yo lo añoro tanto
pero la vida sigue
el amor es una cascada
la de nuestra propia ignorancia
la de nuestro dolor
te amo tanto
que ya siento mi cuerpo
como nube que se va
Cuadernillo para el Libro Objeto S.T. "EL TIEMPO"
Diciembre 2003
martes, 12 de diciembre de 2023
Los últimos derrumbes
La artista María Ferrero sintió la necesidad de fotografiar las últimas ruinas de un Pozuelo que estaba condenado hace mucho a desaparecer. Algunos, los menos, sentirán nostalgia de un tiempo que se había detenido e importaba a muy pocos. Apenas la crónica de un derrumbe.
Habla el pozuelero Santiago Auserón a propósito de Semilla del Son de “esa especie de melancolía a la que nos aboca la desaparición de las cosas”. Y eso siento yo al pensar en los últimos derrumbes del Pozuelo de La Poza: el taller de Fernando Luengos, el bar restaurante en que algunas veces comí con él, los desguaces, talleres… Aquellas naves y calles algo fantasmagóricas, donde tiene su cabecera el 656 y que ahora intento recordar en las fotografías de la artista María Ferrero.
Los últimos restos de una de las partes más humildes y proletarias del pueblo que se resistía a ser engullido por la ciudad. Recuerdo en los setenta, al principio de venir a vivir, los veranos en que se cortaba el agua y había que bajar con garrafas a La Poza. Recuerdo aperitivos, comidas y tardes de tapas y cervezas; las visitas al taller de Fernando, la herrería convertida en el taller del escultor; la casa a la que acompañé alguna noche a Marcos Picazo. La mayoría de las historias del barrio me las contaba Enrique Sánchez Leal, que se las conocía todas.
Últimamente miraba más desde enfrente, que el autobús ahora lo cojo poco. Ahora se hablaba más de José Mercé, que se había hecho pozuelero, y tenía rincón fijo en los hermanos. Ya le había dicho a Martín-Crespo tiempo atrás: -Alcalde, búscame una casa en tu pueblo, que aquí se tiene que vivir bien…
Las fotos de María Ferrero dan testimonio de un no lugar. Ya nada quedará, los nuevos edificios empezarán a construirse. La nueva ciudad que hace mucho comenzó a ser Pozuelo traerá diferentes vecinos que poco querrán saber. Nuevas vidas comenzarán bajo el mismo cielo. Quizá los antiguos lavaderos sean por fin rehabilitados dignamente, y los vecinos harán alguna excursión, y los niños se sorprenderán tanto que hubiese un tiempo sin lavadoras, como se asombran al descubrir que la leche no viene del tetra-brick, sino de las vacas.
María Ferrero sintió la necesidad de ser testigo. Salir de su estudio, con nocturnidad y lealtad. ¿Para qué sirve la fotografía, el arte, el testimonio? Las últimas sombras, las ruinas de un Pozuelo que ya hace tiempo que no existía, excepto para la especulación inmobiliaria. Si no se salvaron los elegantes hoteles y fincas de veraneo, no lo iba a hacer una de las zonas humildes. De fondo, la agonía de algunas familias que no fueron previsoras, que creyeron que todo seguiría igual para siempre.
La nueva ciudad crecerá entre los escombros.
“A mi me lleva el aire siempre a tu vera, siempre a tu vera… Con lo que te quiero yo”, canta José Mercé de fondo, mientras miro los derrumbes y me despido. Han quedado los árboles, lo que no deja de ser maravilloso.
Jesús Gironés
Texto publicado en La Voz de Pozuelo, 12 de diciembre 2019
Fotografías: María Ferrero
lunes, 30 de octubre de 2023
EL FORO DE POZUELO EN ARRIAZA 11
lunes, 28 de agosto de 2023
TADEUSZ ROZEWICZ y PETER ORLOVSKY. Dos poemas.
TADEUSZ ROZEWICZ: LA ESPINA